”Cantabria está mejor que España en el peor tramo de la crisis”,
”Cantabria está a las puertas de superar la crisis”,
”Cantabria va bien en un contexto de crisis”,
”Cantabria va a ser de las primeras en salir de la crisis”,
”Cantabria tiene una economía sólida para salir de la crisis”,
”El año se cierra con la recuperación de la crisis”,
”Cantabria ha venido creciendo por encima de la media tanto estatal como europea y, cuando llega la crisis, su recorte económico es menor que el entorno nacional y el internacional”.
Estas son tan solo algunas de las afirmaciones del señor Agudo cuando se le ha preguntado por la situación de Cantabria ante la crisis.
Desgraciadamente, la realidad nos muestra otra situación. Una situación marcada por datos y pésimas estimaciones sobre la evolución de nuestra economía. ¿Recuerdan cuando el Instituto Cantabro de Estadística estimó un descenso del 2,9% del PIB para el año 2009?. Lejos de experimentar esta caída, y según el Instituto Nacional de Estadística, nuestro PIB sufrió un descenso del 3,5%, seis décimas más de lo previsto por el Gobierno de Revilla. Una colada más.
Por otro lado, los ingresos tributarios totales en nuestra Comunidad descendieron en los dos primeros meses de este año en Cantabria un 3,5 % respecto al mismo periodo de 2009. La recaudación por el Impuesto de Sociedades bajó un 14,3% hasta los 18,4 millones de Euros motivado, por un lado, por el cierre de un gran número de empresas que conlleva, a su vez, el incremento del desempleo. Y por otro lado, por el descenso en la cifra de negocios de las que consiguen mantenerse en pie de guerra. La recaudación por IVA, motivado entre otros por el descenso del consumo, descendió un 3,1 % situándose en 163,4 millones de euros.
Con estos datos sobre la mesa, cierre de empresas, incremento del desempleo, descenso del consumo,… y a las puertas de la subida del IVA por parte del Gobierno de Zapatero, ningún Gobierno responsable podría hacer las afirmaciones que hace el actual responsable económico. Para salir de la crisis, lo primero que hay que hacer es reconocer la situación, no encubrirla. Hay que generar un entorno de confianza, no de desconfianza; un entorno de esperanza, no de desesperanza; un entorno de futuro, no de pasado.