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16 nov 2010

EL FINAL DE LA PACIENCIA

Zapatero está dando muestras claras de debilidad; su pérdida de autoridad, incluso dentro de su partido, es alarmante. Su palabra no es creíble ni dentro ni fuera de nuestro país. Prueba de ello es el actual nivel del riesgo país y de la deuda pública. Nuestras entidades financieras cada vez tienen mayores problemas para conseguir financiación en el exterior. Por ello, con el objetivo de conseguirla, se ha iniciado la denominada guerra de depósitos, ofreciendo tipos de interés superiores al 4%, que casi doblan lo que cobran por las hipotecas. Una situación que, de seguir así durante mucho tiempo, puede complicar aún más la situación. Los cambios de los componentes del equipo de gobierno no son suficientes para intentar transmitir a la sociedad un cambio hacia la prosperidad y a la estabilidad económica del país.

Mantenemos récord de déficit público, por lo que se deben incrementar los esfuerzos para cumplir el compromiso de rebajarlo hasta el 6% del PIB el año que viene y no ser amonestado de nuevo por la Unión Europea. Para ello hay que llevar a cabo una política de restricción importante de gastos.

En el mundo de la inversión y los negocios existe una gran desconfianza ante la desorientación fiscal actual. No se sabe si los impuestos subirán ó no y a quiénes afectarán el endurecimiento fiscal anunciado. A ello hay que unir la posibilidad de que nuestro país necesite, junto a Irlanda y Portugal, ser intervenida por la UE. Todo ello genera desconfianza y aplazamientos en las inversiones, por lo que retrasa la salida de la situación actual.

Las probabilidades de que una persona desempleada encuentre un trabajo se ha reducido en el tercer trimestre. Según el “Avance del Mercado Laboral”, sólo una de cada cinco personas que estaban en el paro en el segundo trimestre encontraron un puesto de trabajo. Las perspectivas de futuro no indican un cambio de tendencia. Hay quiénes esperan una tasa de paro del 25% para el 2011 y de casi el 30% en el 2012.

Problemas nos encontramos a la hora de trabajar por cuenta ajena, pero no lo tienen mejor en nuestro país quiénes quieren iniciar un proyecto empresarial y trabajar por cuenta propia. Especialmente a la hora de iniciarlo. Los incentivos a las empresas son escasos, los impuestos muy elevados, la tramitación administrativa poco flexible y larga, problemas para conseguir la financiación… todo ello hace que se genere un desánimo entre los emprendedores a la hora de afrontar el inicio y mantenimiento de un negocio.

España necesita una inyección de ilusión y esperanza, necesita un equipo capaz de transmitir confianza. Solo cabe una solución posible. Después de la desconfianza generada por la forma de actuar del actual equipo de gobierno, unas elecciones generales permitirían comprobar a quién encargan los ciudadanos la responsabilidad de sacar al país de la situación actual.